08 noviembre, 2005

Tarde de Noviembre

-Mira al cielo - me dijo mientras acercaba un poco de comida a su boca, ahí tendida en sobre una toalla en la arena, tratando de broncear su blanca piel. -¿Qué hay con el? - respondí, sin comprender a que venia todo eso. -Nada más míralo, recuéstate un rato que te va a hacer bien - dijo sonriendo. Y así, me tendí a su lado. Mirando ese azulceleste profundo e infinito, lleno de pinceladas blancas, y lejos hacia el horizonte esa brillante esfera amarilla. -Un cielo hermoso ¿no?- dijo ella mientras tomaba mi mano y se acercaba hacia mí - un cielo como para perderse. -Me recuerda al color de tus ojos... este cielo, ¿sabes? de alguna forma me cuesta quitar la mirada de el, algo hipnótico... como tu - dije con una sonrisa. Y así ambos continuamos hablando, tendidos en la arena, cada vez más apegados, mientras las nubes recorrían el cielo, el sol se escondía detrás del mar, y el frió de la noche nos abrazaba.