16 abril, 2006

ahí

“¿Un poco de soda en tus heridas?” pregunta ella mientras se arregla el pelo, mirándose en el espejo de mi habitación. Yo he estado hablando durante ya varios minutos sobre mis problemas y dilemas, se que ella apenas ha tomado atención, la conozco... lo suficiente como para saber a donde va con esa pregunta... “¿o quizás un poco de limón?” continua “Todo depende de cómo quieres que te haga sentir con mi respuesta?” dice, esta vez, dando vuelta su rostro hacia mi, levantándose el pelo mientras yo paso mis manos alrededor de su cuello asegurando una delgada cadena dorada con un simpático (pero a veces siniestro) colgante de unicornio que minutos antes ella puso en mis manos. “Discúlpame, esta vez me he dejado llevar, tu sabes, a veces extraño un poco el contacto humano” le respondo bajando mi voz gradualmente y acercando mis labios a su cuello... “¡tadah!” dice ella girando todo su cuerpo, mostrándose reluciente frente a mi “¿como me veo?” pregunta “fascinante como siempre” respondo echando una ultima mirada a la tv antes de apagarla. “Tenemos que irnos” interrumpe secamente tomando mis manos y llevándome fuera de la habitación donde se detiene para arreglar nuevamente su vestido, mirarme a los ojos, sonreír y darme un beso (se que a ella le entusiasman estas cosas, quisiera sentir al menos un poco de ese entusiasmo) luego, finjo una sonrisa. En realidad ninguno de nosotros parece conectar en un mismo plano, ninguno de nosotros parece estar remotamente interesado en lo que el otro hace o dice, pero ahí estamos los dos, antes de la estúpida gala, juntos como pareja otra vez. (hace sueño, no tengo ganas de editar en este momento, disculpen la falta de sentido, entre otras cosas)