14 octubre, 2004

En el Metro

No dejo de pensar que ha de haber algo mas importante en que pensar, algo mas productivo, o simplemente algo menos egoísta que pensar en mis propias experiencias, pero en este momento no hay nada mas que de vueltas por mi cabeza, nada mas que esta pequeña historia… Se abren las puertas del metro, ella entra antes que yo sin embargo espera a que yo me siente para, luego, ella tomar el asiento que da enfrente mió y así seguir la ligera charla que comenzamos hace unos minutos, la veo hablar y mirarme a los ojos, le respondo y sonríe, mientras mi cabeza se llena de extraños para mi, sin embargo, agradables pensamientos, un poco común sentimiento nace dentro de mi pecho y desemboca en una sonrisa, una sonrisa que por algún motivo por más que intento, no puedo ni quiero ocultar. Ella sigue ablando, y yo apenas la puedo escuchar, el ruido de el metro me lo impide pero dejo de mirarla moviendo sus labios. Recuerdo que dijo algo sobre mi pelo ¿qué habrá sido? luego algo de los estudios, y algo más…, luego dejo de hablar, ahora que lo pienso creo que en ningún momento deje de observar sus sutiles movimientos, se comodo su ropa, un par de ocaciones, se arrelgo el pelo, luego dijo algo más, yo sabia que había llegado su estación, se despidió con un ligero beso en la mejilla y la vi, con ligeros pasos, alejarse... sin embargo al volver la vista hacia su asiento ella seguía ahí, su figura plasmada en mis ojos, mi mente se negaba a dejarla ir, fue como si no se hubiese ido y simplemente se hubiese quedado callada, de vez en cuando se movía, se arreglaba el pelo, y me miraba a los ojos, esa sonrisa en mis labios no desaparecía, yo seguía observando todos y cada uno de esos detalles que de pront la hacbian hecho tan especial para mi, la manera en que tenia cruzados sus pies, y ese tímido gesto en sus ojos cuando miraba las luces pasar al otro lado de la ventana, su piel blanca, sus fina nariz, sus expresivos ojos, su largo cabello, hasta que alguien ocupo el asiento desocupado a mi lado, como un balde de agua al despertar, entre de lleno a la realidad, estaba apunto de llegar a la estación Terminal, y mi estación había pasado hace ya 20 minutos y me vi a mi mismo mirando un asiento vacio, imaginando cosas que no estaba ahí, observando a alguien que ahora no estaba seguro de que existiese, esa sutil sonrisa en mi rostro había desaparecido y me hice a la idea de que llevaba sentado solo un poco más de lo que creía. De vuelta en el metro, tuve suficiente tiempo para pensar en ello, y la verdad es que era lo unico en lo que podia pensar… ¿Qué paso? … como es posible que el solo deseo de que alguien este ahí hiciera que mi mente me engañase, que jugara con migo para mantenerme feliz, y peor aun, que yo tan fácilmente cayera, y creyera por tanto tiempo que ella jamás había bajado de el metro, y después de un buen rato, ligeramente frustrado y con esa sensación de vacío que te deja la duda y la frustración, comprendí que en realidad mi mente o mi corazón habían hecho con migo lo que las mentes o corazones de todos hacen con cada uno de nosotros, engañarnos para crear alguna sensación de felicidad o simplemente para prolongar algún sentimiento agradable. Somos capaces de engañarnos diciéndonos a nosotros mismos muchísimas mentiras, y que sabiendo que son mentiras, las creemos, por que son la forma mas fácil de lidiar con nuestros deseos, y arriesga menos sufrimiento que lidiar con el problema de frente, recuerdo a aquella chica que perdonaba una y otra vez a su novio, después de todo el sufrimiento que el gratuitamente le grinda, mientras ella se decía “el va a cambiar”, o aquel que se concentra en sus pequeños logros laborales o estudiantiles, para evitar ver el desastre de vida que lleva en su hogar, o el que besa a su chica, cerrando los ojos y ocultando con una sonrisa el hecho de que ayer estuvo con otra, o quizás aquella chica que se recuesta en su cama, apaga la luz, y no puede mas que imaginar que alguien le acaricia su cabello, por que simplemente su corazón no puede mas con la soledad que le abruma, o aquellos como yo, que se niegan tanto a aceptar que han perdido algo que les crea alegría que simplemente siguen viéndolo después de perderlo, siguen escuchándolo, siguen sintiéndose como si estuviera ahí, nos engañamos para extender ese agradable sentimiento o simplemente para evitar darnos cuenta que las cosas no están tan bien como creemos que estan. Creo que termine… Hummm por si a caso… para quienes me leen de otros lados, Metro es como un tren urbano, y no se si utilice algún otro modismo la verdad… (Esta versión esta sujeta a cambios, pues fue escrita y subida muy de madrugada y con sueño, muuucho muuuucho sueño) PD: a quienes me piden que sea menos autorreferente y que escriba posts más cortos por que los largos son lateros... pues sorry hay lo que hay no más

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que lindo, querido y auto referente amigo... a veces me pregunto yo... ¿cuando dejare de escucharte decir yo, yo, yo... mi, mi, mi?...

nuu lindo si es broma XD )jijijiji(, creo que habías dicho que intentabas alejarte de las cuestiones profundas, ¿esta fue una eXcepción? espero que no... por que, la dura, te encuentro harta razón en varias cosas, de verdad que a uno le pasa eso, sobretodo en cuando uno esta asi como sensible, o triste )al menos a mi(, pero la mayor parte del tiempo uno no se da cuenta y pucha lo hace sin querer ;)

y....... eso del chico que besa a su chica que engañola noche anterior, o que se concentra en sus logros personales, o tiene una mina que le perdona todo… no eres tu ¿cierto? por que si... ¬_¬


mandando besos y esas cosas
-Lolita